Un medio para no desaparecer: el rol de Enfant Terrible en la construcción de lo común

Parte del equipo de Enfant Terrible

Por Milagros Rizzo

En una Córdoba donde los discursos hegemónicos moldean la agenda pública y las narrativas dominantes tienden a repetirse sin fisuras, Enfant Terrible representa una excepción necesaria. Fundado en 2018 por estudiantes y militantes con vocación política y comunicacional, este medio nació como una alternativa y fue consolidándose como mucho más que eso, en un principio era solo un blog, hoy en día una herramienta vital para su comunidad. Su existencia encarna una decisión política clara en un país donde sostener proyectos autogestivos es, en sí mismo, una forma de resistencia.

En un contexto nacional marcado por la precarización de la prensa, el desfinanciamiento de políticas públicas, comunicacionales y culturales, y la concentración mediática, Enfant apuesta por una práctica periodística que no solo informa, sino que también acompaña, representa y construye sentido. Su aporte excede la función informativa: configura un espacio desde el cual se puede habitar el presente con dignidad. Por eso, cuando alguien dice que si Enfant desapareciera, simplemente dejaría de informarse, no exagera. Porque no se trata solamente de un proyecto creado por jóvenes comprometidos, sino de una fuente confiable, cercana y honesta para quienes no encuentran representación en otros medios.

Lo que distingue a Enfant Terrible es su mirada sobre el periodismo. Su agenda se construye desde abajo: desde los conflictos territoriales, ambientales, estudiantiles, de género, desde las luchas sociales que otros medios suelen silenciar o minimizar. En palabras de Lautaro Palacios, redactor y ex editor: “Había una necesidad de generar un medio donde se pudiera decir lo que en otros lugares no se podía decir, o se decía de otra manera, o se deformaba”. Esa necesidad inicial derivó en una convicción sostenida en el tiempo: la de ejercer un periodismo situado, con perspectiva social y vocación transformadora.

“Había una necesidad de generar un medio donde se pudiera decir lo que en otros lugares no se podía decir, o se decía de otra manera, o se deformaba”

Enfant no busca el impacto por el impacto mismo, ni recurre al sensacionalismo. Su escritura es directa y su tono, más que interpelar desde la solemnidad, busca acompañar desde la cercanía. La política no aparece solo como objeto de cobertura, sino como modo de producción y vínculo con la comunidad.

La estructura del medio refleja sus valores: no hay jerarquías rígidas, sino áreas diferenciadas que funcionan de manera horizontal. Escritura, edición, diseño, redes, audiovisual, programación web y administración conviven en un esquema flexible, pero bien coordinado. Esa organización permite sostener una producción profesional sin perder coherencia con su visión del mundo.

Esta forma de trabajo colectivo no es sólo una elección administrativa, sino una postura política: rechazar la lógica individualista y mercantilizada de la producción informativa. En ese sentido, Enfant no solo informa sobre formas de organización comunitaria, sino que la practica cotidianamente.

En ese marco, Enfant se cooperativizó en 2020, después de haber nacido como un colectivo de comunicadores. Su modelo de gestión está directamente articulado con el sector cooperativo, y mantiene vínculos activos con otras cooperativas del ámbito de la comunicación y la cultura. La participación política no se limita a lo discursivo: tienen redacción dentro del CISPREN (Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba), donde no solo editan, sino que forman parte de la comisión directiva del sindicato. 

Ruidazo de prensa por salarios dignos realizado el jueves 16 de mayo de 2022 frente a El Doce, en la ciudad de Córdoba. La manifestación fue organizada por el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación (CISPREN) para reclamar salarios acordes al costo de vida. Fotografía de Juan Cristian Castro para Enfant Terrible.

Además, desde diciembre de 2019, forman parte de la Red de Medios Digitales, a la que se sumaron desde sus inicios, lo cual fortalece sus vínculos y su capacidad de acción colectiva. Estas articulaciones les permiten consolidar una práctica periodística que no está aislada, sino que forma parte de una red de experiencias similares que comparten principios de autonomía, cooperación y justicia social.

Enfant habla desde Córdoba, sobre Córdoba y para Córdoba. Pero lejos de caer en un localismo cerrado, lo hace desde la certeza de que toda política comienza en el lugar que se habita. Por eso, su cobertura de conflictos no se limita a la crónica de los hechos, sino que parte de un posicionamiento: estar donde los grandes medios no están, contar lo que otros callan.

Ese estar: físico, simbólico, político, configura una toma de posición clara. Enfant no reproduce silencios impuestos, sino que los interpela. No se dirige a un público masivo y anónimo, sino a una comunidad concreta, que lo siente propio y lo sostiene.

El vínculo con su comunidad se fortalece también a partir de un dato generacional clave: quienes hacen Enfant son jóvenes. Eso le otorga al medio una sensibilidad particular para comprender a su audiencia, que también es joven, y que muchas veces se encuentra desatendida o directamente ignorada por los medios tradicionales. Esta cercanía no es solo estética o temática: es vivencial. Los mismos intereses, los mismos problemas, los mismos territorios. Esa afinidad genera un ida y vuelta constante. Un medio que entiende las nuevas formas de leer, de compartir, de involucrarse.

En lugar de imponer contenidos, Enfant escucha. Su presencia en redes sociales, por ejemplo, no es meramente instrumental: es parte de su manera de estar presente, de construir conversación. Por eso, para muchos jóvenes cordobeses, es el primer (y a veces único) medio de referencia.

Hoy, Enfant Terrible cuenta con más de 200 personas asociadas que aportan económicamente cada mes para garantizar su sostenibilidad. El sistema de membresía surgió como una manera de formalizar una práctica que ya existía: el sostenimiento colectivo. No hay grandes anunciantes ni padrinazgos empresariales detrás. Hay una comunidad que considera que vale la pena seguir informándose así: con honestidad, con compromiso, con afecto.

El modelo cooperativo del medio refuerza su autonomía. A través de ese lazo comunitario, Enfant preserva su independencia editorial, y consolida un modo de financiamiento y sostenimiento basado en la reciprocidad, no en la dependencia.

A diferencia del tono distante de los medios tradicionales, Enfant escribe desde un “nosotros” que vincula a quienes hacen el medio con quienes lo leen. Esa voz colectiva le permite articular una comunicación que es política, sí, pero también afectiva. Es ahí donde reside uno de sus aportes más valiosos: en ofrecer un periodismo que no teme decir, pero que no necesita gritar. Que interpela desde la cercanía, no desde la autoridad. Que no busca evangelizar, sino compartir.

En un ecosistema mediático cada vez más hostil para las experiencias autogestivas, Enfant Terrible no solo resiste: construye. Y lo hace con una convicción clara: que el periodismo puede ser una práctica emancipadora. Informar también es cuidar. Que contar lo que pasa es, en definitiva, una forma de habitar lo común.

De cara al futuro, Enfant busca fortalecer lo que ya construyó y expandirse sin perder su esencia. Entre sus proyectos está ampliar su red de colaboradores, incorporar nuevas herramientas narrativas y consolidar su propuesta formativa a través de talleres y espacios de capacitación. La idea no es crecer a cualquier costo, sino seguir siendo útiles para su comunidad. Como señala Lautaro Palacios, la apuesta está en “profundizar el vínculo con el territorio y seguir construyendo colectivamente una agenda desde abajo, sin ceder a las lógicas del mercado ni a la presión de lo urgente”.

Por Milagros Rizzo.

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